Historia

Hijo de Mariano de los Reyes y de Delfina Romero, nación en San Antonio de Ibarra en 1860. El maestro, cuando apenas cumplía 8 años de edad, vivió cerca el pavoroso fenómeno natural de 1868, las cuales fueron sacudidas por un violento terremoto que marcó el inicio de toda una actividad artística en la parroquia, la cual junto a la cuidad, resurgieron de los escombros para convertirse en auténticos referentes de creatividad y tenacidad en el norte del país.

El mismo, ocasionó cuantiosos daños materiales y víctimas mortales, que fueron sepultados en fosas comunes, en el mismo sitio donde décadas atrás, fueron enterrados los caídos en combate en la batalla de San Antonio de 1812. Lugar comúnmente conocidos hasta hace poco como: el cementerio; sitio, ubicado al sur y a pocos pasos del templo. Las autoridades Cívicas y Religiosas de la época con el apoyo directo del presidente Gabriel García Moreno emprendieron en la enorme tarea de reconstrucción de las áreas destruidas por el siniestro; lo propio, hicieron los representantes de San Antonio que a dicha reconstrucción. Incluyeron las imágenes religiosas del templo seriamente afectadas por el desastre; y para el cumplimiento de dicho objetivo, se trasladaron a la ciudad de Quito, a contratar a los más destacados escultores para que las restaure.

Aquello genero todo un acontecimiento en la población, en virtud de que logro despertar la curiosidad de sus habitantes, para observar una actividad totalmente desconocida en la época; y por supuesto, no podía faltar la presencia del inquieto niño Daniel Reyes, el cual, en su proceso de formación temprana siendo aún niño, se estimuló al observar como restauraban las esculturas, cuya experiencia en el muchacho, se convirtió en una verdadera vocación, que lamentablemente los ociosos, sin embargo su madre al contrario, se sintió atraída por las inclinaciones de su hijo, trasladándose con él, a Quito para que amplié su visión de la artes, a través de la observación de la magnífica de la escala quiteña, situación que le permitió conocerle, al último exponente de esta escuela , José Domingo Carrillo, el cual finalmente, le acepto como discípulo; taller en el cual, permaneció 3 años (en razón de la prematura muerte de su maestro en 1883).

El escultor fue un hombre humilde pero visionario, que no se conformó con el conocimiento y el oficio adquirido, y supo en su momento crear y aprovechar las esquivas oportunidades de su vida. De regreso a su tierra natal cumplidos los 24 años, en 1884 abrió una academia como escuela de artes y oficios, a la cual la concibió en dos instancias de institución, la primera a nivel primario, cuyo docente fue Camilo Pompeyo Guzmán (Quiteño residente en la población); y la segunda como Centro de Formación y Capacitación en el campo de las artes y oficios, que la llamo “Liceo Artístico”, donde se formaron numerosos discípulos entre propios y ajenos a la parroquia, la cual en el corto plazo, “Direcciono” a una respetable sector de la población y la región, al cultivo de las actividades artísticas.

El hecho cierto e incuestionable fue, de que esta institución, trascendió a escala nacional e internacional con membresía propia, al punto, que el Monseñor Federico Gonzáles Suárez amigo de Daniel, personalmente verifico por algunas ocasiones el progreso de los aprendices del maestro que junto a sus hermanos Luis y Fidel impartieron sus conocimientos a sus discípulos, destacándose entre otros: Carlos Montesdeoca. Daniel Reyes como primogénito siempre se interesó por el futuro de sus hermanos menores; y por esa preocupación, le pago al amigo suyo, el reconocimiento pintor Luis Cadena (Quiteño), para que le enseñe a pintar a su hermano Luis, (el cual quedó huérfano de padres y madres, antes de concluir la instrucción primaria).

Más adelante éste abrió las puertas de su propio taller y lo propio hizo su hermano Fidel. El destacado maestro desarrollo sus múltiples habilidades en el campo de las artes plásticas dentro de un profundo academicismo, el cual se manifiesta en su producción artística, comenzando por el dibujo natural, la escultura y la talla en madera, la carpintería y el modelado, así como también la piedra y el bronce; así mismo, el maestro logro destacarse por el buen manejo tridimensional del color y sus tonos, junto a la policromía  que hizo de sus escultores religiosas verdaderas obras de arte. La academia, en su momento tuvo sus detractores e incluso despertó algunas búsquedas de obtener beneficios personales. El destacado maestro murió en 1939 y sus restos se encuentran el antiguo cementerio de la localidad.

La producción del artista fue amplia; sin embargo, es lamentable que en su pueblo natal no exista la presencia física de su obra, a excepción de las campanas de la iglesia, las cuales fueron fundidas en el Liceo, el 4 de Marzo de 1904, así como también algunas imágenes que se encuentran en la iglesia de la parroquia y otras tantas pertenecientes a un coleccionista probado de la localidad, de las cuales se destacan: un Cristo cuyo rostro, refleja el martirio al cual fue sometido Jesús, antes y durante su crucifixión, y una interesante escultura adquirida no hace mucho por el mismo coleccionista, la cual despierta  en el observador, un sentimiento de profunda admiración por lo complicado de su concepción y elaboración en madera. La escultura en referencia representa a “Magdalena” en actitud de arrodillarse, siendo notorias su abundante cabellera que cuelga de su cabeza, permitiendo a través de ella observar parte del rostro y su mano que los aparta ligeramente de su cuerpo; esta escultura, es parte de un calvario.

Daniel fue un escultor de las artes plásticas cuya habilidad le permitió incursionar en las diferentes expresiones artísticas. Luego de la muerte del multifacético artista, fue notoria del “Liceo Artístico”, situación que condijo a la indispensable creación de una institución, legalizada, y respetada por el estado; para cuyo efecto, el 24 de octubre de 1943 en Asamblea popular, fue aprobada, la creación de una junta Patriótica presidida por: Leonardo Cevallos, y dirigida por el flamante párroco Miguel Ángel Rojas, de cuyos objetivos, el más importante fue la creación del Liceo Artístico “Daniel Reyes”, como la mejor alternativa, para que esta institución, continúe con los brillantes iniciativas del escultor fallecido años atrás, decisión que fue respaldada por la Cámara Edilicia de Ibarra en la presidencia del consejo Municipal de Luis Tarquino Páez.

Nació el 25 de agosto de 1872, fue el menor de los hermanos de Daniel Reyes, huérfano de padre y madre antes de concluir su instrucción primaria; su vida  realmente fue dura y en su corta edad se caracterizo por ser útil en todo lo posible con sus hermanos mayores. Concluida la primaria en la escuela Juan Montalvo de San Antonio de Ibarra, poco apoco fue inclinándose por las artes plásticas estimulado por la intensa actividad de sus hermanos. Daniel como primogénito se preocupo por el porvenir de su hermano Luis, aprovecho de buena forma sus lazos artísticos con Rafael Troya pidiéndole a este que lo acepte como discípulo; a pesar del poco tiempo que permaneció en el taller del maestro asimilo con mucha probidad sus enseñanzas del dibujo natural junto a la correcta aplicación del color y como este se transforma en una amplia variedad de tonos de fuertes a tenues por efectos de la luz y su dirección.

Luis permaneció en dicho taller apenas 3 meses regresando  su tierra natal. A sus 18 años contrajo matrimonio con Carmen Tobar con la cual tuvo un hijo de nombre Miguel, dicha relación se trunco por la muerte prematura de su esposa y producto del triste acontecimiento en su vida se traslado a la ciudad de Tulcán en donde fue contratado como docente en uno de los colegios de la localidad.

 

El maestro fue un profundo admirador del helenístico griego y de las corrientes renacentistas las cuales a más de las enseñanzas recibidas por los maestros antes mencionados, les permitieron profundizar en el tratamiento de la luz y la sombra, inculcándoles a sus discípulos dichos criterios. Luis, pintor multifacético de técnica depurada, enriquecida por su extenso oficio pinto retratos, paisajes, juegos infantiles, temas cotidianos y tradicionales de su tierra, tales como siembras, cosechas, al más puro estilo clasicista.

De 1917 a 1928 pinto múltiples temas por expreso encargo y en esas circunstancias se comprometió a pintar en el interior de la principal iglesia de Atuntaqui cuyo trabajo le llevo dos años, lamentablemente el esfuerzo del destacado pintor se perdió para siempre fruto de la remodelación que sufriera dicho templo.

 

Luis Reyes contrajo matrimonio por segunda vez con Barbarita Tobar, prima de su primera esposa con la cual procreo 5 hijos; Gregorio, Homero (+) Marco, Numa y Cecilia Reyes Tobar.

Dos de los cuales son destacados escultores imagineros (Marco y Numa) y Homero que siguió los pasos de su padre. El destacado pintor San Antonense cubrió el espacio dejado por Rafael Troya siendo contratado por el Monseñor Pérez, Obispo de la Diócesis de Ibarra para que pinte y decore el interior de la Catedral de Ibarra; terminada la obra hizo lo propio con la iglesia de su parroquia donde pinto temas bíblicos alternando con elementos decorativos, así mismo el reconocido artista fue apreciado por sus retratos de personajes históricos tales como Simón Bolívar, Gabriel García Moreno y otros más.

 

El 14 de mayo de 1994 fue fundado el Liceo Artístico Daniel Reyes por el padre Miguel  Rojas, y fue el pintor Luis F. Reyes su profesor nombrado por el Ministerio de Educación falleciendo un año después, el 25 de febrero de 1945, entre otros, sus discípulos fueron: Víctor Mideros, Nicolás Gómez, Enrique Teanga, su hijo Miguel Reyes, César Montesdeoca, Pompilio Mideros, Marco Tulio Rubio, Carlos Almeida, Honorio Gómez, Emma Montesdeoca, Moisés Rivadeneira, Alonso Garrido. / Rodrigo Colorado.

El mismo, ocasionó cuantiosos daños materiales y víctimas mortales, que fueron sepultados en fosas comunes, en el mismo sitio donde décadas atrás, fueron enterrados los caídos en combate en la batalla de San Antonio de 1812. Lugar comúnmente conocidos hasta hace poco como: el cementerio; sitio, ubicado al sur y a pocos pasos del templo. Las autoridades Cívicas y Religiosas de la época con el apoyo directo del presidente Gabriel García Moreno emprendieron en la enorme tarea de reconstrucción de las áreas destruidas por el siniestro; lo propio, hicieron los representantes de San Antonio que a dicha reconstrucción. Incluyeron las imágenes religiosas del templo seriamente afectadas por el desastre; y para el cumplimiento de dicho objetivo, se trasladaron a la ciudad de Quito, a contratar a los más destacados escultores para que las restaure.

Aquello genero todo un acontecimiento en la población, en virtud de que logro despertar la curiosidad de sus habitantes, para observar una actividad totalmente desconocida en la época; y por supuesto, no podía faltar la presencia del inquieto niño Daniel Reyes, el cual, en su proceso de formación temprana siendo aún niño, se estimuló al observar como restauraban las esculturas, cuya experiencia en el muchacho, se convirtió en una verdadera vocación, que lamentablemente los ociosos, sin embargo su madre al contrario, se sintió atraída por las inclinaciones de su hijo, trasladándose con él, a Quito para que amplié su visión de la artes, a través de la observación de la magnífica de la escala quiteña, situación que le permitió conocerle, al último exponente de esta escuela , José Domingo Carrillo, el cual finalmente, le acepto como discípulo; taller en el cual, permaneció 3 años (en razón de la prematura muerte de su maestro en 1883).

El escultor fue un hombre humilde pero visionario, que no se conformó con el conocimiento y el oficio adquirido, y supo en su momento crear y aprovechar las esquivas oportunidades de su vida. De regreso a su tierra natal cumplidos los 24 años, en 1884 abrió una academia como escuela de artes y oficios, a la cual la concibió en dos instancias de institución, la primera a nivel primario, cuyo docente fue Camilo Pompeyo Guzmán (Quiteño residente en la población); y la segunda como Centro de Formación y Capacitación en el campo de las artes y oficios, que la llamo “Liceo Artístico”, donde se formaron numerosos discípulos entre propios y ajenos a la parroquia, la cual en el corto plazo, “Direcciono” a una respetable sector de la población y la región, al cultivo de las actividades artísticas.

El hecho cierto e incuestionable fue, de que esta institución, trascendió a escala nacional e internacional con membresía propia, al punto, que el Monseñor Federico Gonzáles Suárez amigo de Daniel, personalmente verifico por algunas ocasiones el progreso de los aprendices del maestro que junto a sus hermanos Luis y Fidel impartieron sus conocimientos a sus discípulos, destacándose entre otros: Carlos Montesdeoca. Daniel Reyes como primogénito siempre se interesó por el futuro de sus hermanos menores; y por esa preocupación, le pago al amigo suyo, el reconocimiento pintor Luis Cadena (Quiteño), para que le enseñe a pintar a su hermano Luis, (el cual quedó huérfano de padres y madres, antes de concluir la instrucción primaria).

Más adelante éste abrió las puertas de su propio taller y lo propio hizo su hermano Fidel. El destacado maestro desarrollo sus múltiples habilidades en el campo de las artes plásticas dentro de un profundo academicismo, el cual se manifiesta en su producción artística, comenzando por el dibujo natural, la escultura y la talla en madera, la carpintería y el modelado, así como también la piedra y el bronce; así mismo, el maestro logro destacarse por el buen manejo tridimensional del color y sus tonos, junto a la policromía  que hizo de sus escultores religiosas verdaderas obras de arte. La academia, en su momento tuvo sus detractores e incluso despertó algunas búsquedas de obtener beneficios personales. El destacado maestro murió en 1939 y sus restos se encuentran el antiguo cementerio de la localidad.

La producción del artista fue amplia; sin embargo, es lamentable que en su pueblo natal no exista la presencia física de su obra, a excepción de las campanas de la iglesia, las cuales fueron fundidas en el Liceo, el 4 de Marzo de 1904, así como también algunas imágenes que se encuentran en la iglesia de la parroquia y otras tantas pertenecientes a un coleccionista probado de la localidad, de las cuales se destacan: un Cristo cuyo rostro, refleja el martirio al cual fue sometido Jesús, antes y durante su crucifixión, y una interesante escultura adquirida no hace mucho por el mismo coleccionista, la cual despierta  en el observador, un sentimiento de profunda admiración por lo complicado de su concepción y elaboración en madera. La escultura en referencia representa a “Magdalena” en actitud de arrodillarse, siendo notorias su abundante cabellera que cuelga de su cabeza, permitiendo a través de ella observar parte del rostro y su mano que los aparta ligeramente de su cuerpo; esta escultura, es parte de un calvario.

Daniel fue un escultor de las artes plásticas cuya habilidad le permitió incursionar en las diferentes expresiones artísticas. Luego de la muerte del multifacético artista, fue notoria del “Liceo Artístico”, situación que condijo a la indispensable creación de una institución, legalizada, y respetada por el estado; para cuyo efecto, el 24 de octubre de 1943 en Asamblea popular, fue aprobada, la creación de una junta Patriótica presidida por: Leonardo Cevallos, y dirigida por el flamante párroco Miguel Ángel Rojas, de cuyos objetivos, el más importante fue la creación del Liceo Artístico “Daniel Reyes”, como la mejor alternativa, para que esta institución, continúe con los brillantes iniciativas del escultor fallecido años atrás, decisión que fue respaldada por la Cámara Edilicia de Ibarra en la presidencia del consejo Municipal de Luis Tarquino Páez.

Nació en San Antonio de Ibarra (1888-1969), desde joven se inclinó por el arte, de cuya vocación se intereso el maestro Luis Reyes quien lo guio en sus primeros años en el dibujo. En la capital de la Provincia de Imbabura sus pasos por el amplio mundo de la plástica lo llevaron a confraternizar con el pintor Luis Toro Moreno, juntos frecuentaron el estudio de Rafael Troya.

Se destaco como alumno de la Escuela de las Bellas Artes y de la Facultad de Medicina en la Universidad Central del Ecuador; y, por meritos propios llego a la Cátedra de Dibujo. En la vida de este artista sanantonence, se dio un hecho anecdótico  que vale la pena relievarlo; cuando se institucionalizo el Concurso Mariano Aguilera y gracias a una donación efectuada por el Municipio de Quito.

Víctor Mideros, se caracterizó por su profundo conocimiento del color visible en sus tendencias tempranas dentro de un naturalismo expresionista, con una evidente inspiración poética nutrida por la manera muy peculiar de percibir a la naturaleza. El maestro, alcanzo sus mejores logros en el tema religioso, al que matizó con un esoterismo claramente simbólico de origen rosacrusiano, a decir de investigaciones de sus obras a los cuales me sumo; en su visión cosmogónica del poder divino, trascendió al gusto general, sumergiéndose en las profundidades de la dogmatica y la mística religiosa.

 

El padre Caballero indudablemente se constituyo en el referente espiritual del maestro, lo que le sirvió de estimulo para ilustrar con 42 lienzos su libro “Visiones del Apocalipsis” editado en 1995. En la vida del pintor, María Augusta Urrutia fue su soporte principal en sus actividades pictóricas, aquello es verificable en los 42 cuadors referidos anteriormente, por el particular énfasis que el pintor le pone al rostro de la dama, a quien la repite en mumerosas ocasiones/ Rodrigo Colorado.

Luis permaneció en dicho taller apenas 3 meses regresando  su tierra natal. A sus 18 años contrajo matrimonio con Carmen Tobar con la cual tuvo un hijo de nombre Miguel, dicha relación se trunco por la muerte prematura de su esposa y producto del triste acontecimiento en su vida se traslado a la ciudad de Tulcán en donde fue contratado como docente en uno de los colegios de la localidad.

El maestro fue un profundo admirador del helenístico griego y de las corrientes renacentistas las cuales a más de las enseñanzas recibidas por los maestros antes mencionados, les permitieron profundizar en el tratamiento de la luz y la sombra, inculcándoles a sus discípulos dichos criterios. Luis, pintor multifacético de técnica depurada, enriquecida por su extenso oficio pinto retratos, paisajes, juegos infantiles, temas cotidianos y tradicionales de su tierra, tales como siembras, cosechas, al más puro estilo clasicista.

De 1917 a 1928 pinto múltiples temas por expreso encargo y en esas circunstancias se comprometió a pintar en el interior de la principal iglesia de Atuntaqui cuyo trabajo le llevo dos años, lamentablemente el esfuerzo del destacado pintor se perdió para siempre fruto de la remodelación que sufriera dicho templo.

Luis Reyes contrajo matrimonio por segunda vez con Barbarita Tobar, prima de su primera esposa con la cual procreo 5 hijos; Gregorio, Homero (+) Marco, Numa y Cecilia Reyes Tobar.

Dos de los cuales son destacados escultores imagineros (Marco y Numa) y Homero que siguió los pasos de su padre. El destacado pintor San Antonense cubrió el espacio dejado por Rafael Troya siendo contratado por el Monseñor Pérez, Obispo de la Diócesis de Ibarra para que pinte y decore el interior de la Catedral de Ibarra; terminada la obra hizo lo propio con la iglesia de su parroquia donde pinto temas bíblicos alternando con elementos decorativos, así mismo el reconocido artista fue apreciado por sus retratos de personajes históricos tales como Simón Bolívar, Gabriel García Moreno y otros más.

El 14 de mayo de 1994 fue fundado el Liceo Artístico Daniel Reyes por el padre Miguel  Rojas, y fue el pintor Luis F. Reyes su profesor nombrado por el Ministerio de Educación falleciendo un año después, el 25 de febrero de 1945, entre otros, sus discípulos fueron: Víctor Mideros, Nicolás Gómez, Enrique Teanga, su hijo Miguel Reyes, César Montesdeoca, Pompilio Mideros, Marco Tulio Rubio, Carlos Almeida, Honorio Gómez, Emma Montesdeoca, Moisés Rivadeneira, Alonso Garrido. / Rodrigo Colorado.

El mismo, ocasionó cuantiosos daños materiales y víctimas mortales, que fueron sepultados en fosas comunes, en el mismo sitio donde décadas atrás, fueron enterrados los caídos en combate en la batalla de San Antonio de 1812. Lugar comúnmente conocidos hasta hace poco como: el cementerio; sitio, ubicado al sur y a pocos pasos del templo. Las autoridades Cívicas y Religiosas de la época con el apoyo directo del presidente Gabriel García Moreno emprendieron en la enorme tarea de reconstrucción de las áreas destruidas por el siniestro; lo propio, hicieron los representantes de San Antonio que a dicha reconstrucción. Incluyeron las imágenes religiosas del templo seriamente afectadas por el desastre; y para el cumplimiento de dicho objetivo, se trasladaron a la ciudad de Quito, a contratar a los más destacados escultores para que las restaure.

Aquello genero todo un acontecimiento en la población, en virtud de que logro despertar la curiosidad de sus habitantes, para observar una actividad totalmente desconocida en la época; y por supuesto, no podía faltar la presencia del inquieto niño Daniel Reyes, el cual, en su proceso de formación temprana siendo aún niño, se estimuló al observar como restauraban las esculturas, cuya experiencia en el muchacho, se convirtió en una verdadera vocación, que lamentablemente los ociosos, sin embargo su madre al contrario, se sintió atraída por las inclinaciones de su hijo, trasladándose con él, a Quito para que amplié su visión de la artes, a través de la observación de la magnífica de la escala quiteña, situación que le permitió conocerle, al último exponente de esta escuela , José Domingo Carrillo, el cual finalmente, le acepto como discípulo; taller en el cual, permaneció 3 años (en razón de la prematura muerte de su maestro en 1883).

El escultor fue un hombre humilde pero visionario, que no se conformó con el conocimiento y el oficio adquirido, y supo en su momento crear y aprovechar las esquivas oportunidades de su vida. De regreso a su tierra natal cumplidos los 24 años, en 1884 abrió una academia como escuela de artes y oficios, a la cual la concibió en dos instancias de institución, la primera a nivel primario, cuyo docente fue Camilo Pompeyo Guzmán (Quiteño residente en la población); y la segunda como Centro de Formación y Capacitación en el campo de las artes y oficios, que la llamo “Liceo Artístico”, donde se formaron numerosos discípulos entre propios y ajenos a la parroquia, la cual en el corto plazo, “Direcciono” a una respetable sector de la población y la región, al cultivo de las actividades artísticas.

El hecho cierto e incuestionable fue, de que esta institución, trascendió a escala nacional e internacional con membresía propia, al punto, que el Monseñor Federico Gonzáles Suárez amigo de Daniel, personalmente verifico por algunas ocasiones el progreso de los aprendices del maestro que junto a sus hermanos Luis y Fidel impartieron sus conocimientos a sus discípulos, destacándose entre otros: Carlos Montesdeoca. Daniel Reyes como primogénito siempre se interesó por el futuro de sus hermanos menores; y por esa preocupación, le pago al amigo suyo, el reconocimiento pintor Luis Cadena (Quiteño), para que le enseñe a pintar a su hermano Luis, (el cual quedó huérfano de padres y madres, antes de concluir la instrucción primaria).

Más adelante éste abrió las puertas de su propio taller y lo propio hizo su hermano Fidel. El destacado maestro desarrollo sus múltiples habilidades en el campo de las artes plásticas dentro de un profundo academicismo, el cual se manifiesta en su producción artística, comenzando por el dibujo natural, la escultura y la talla en madera, la carpintería y el modelado, así como también la piedra y el bronce; así mismo, el maestro logro destacarse por el buen manejo tridimensional del color y sus tonos, junto a la policromía  que hizo de sus escultores religiosas verdaderas obras de arte. La academia, en su momento tuvo sus detractores e incluso despertó algunas búsquedas de obtener beneficios personales. El destacado maestro murió en 1939 y sus restos se encuentran el antiguo cementerio de la localidad.

La producción del artista fue amplia; sin embargo, es lamentable que en su pueblo natal no exista la presencia física de su obra, a excepción de las campanas de la iglesia, las cuales fueron fundidas en el Liceo, el 4 de Marzo de 1904, así como también algunas imágenes que se encuentran en la iglesia de la parroquia y otras tantas pertenecientes a un coleccionista probado de la localidad, de las cuales se destacan: un Cristo cuyo rostro, refleja el martirio al cual fue sometido Jesús, antes y durante su crucifixión, y una interesante escultura adquirida no hace mucho por el mismo coleccionista, la cual despierta  en el observador, un sentimiento de profunda admiración por lo complicado de su concepción y elaboración en madera. La escultura en referencia representa a “Magdalena” en actitud de arrodillarse, siendo notorias su abundante cabellera que cuelga de su cabeza, permitiendo a través de ella observar parte del rostro y su mano que los aparta ligeramente de su cuerpo; esta escultura, es parte de un calvario.

Daniel fue un escultor de las artes plásticas cuya habilidad le permitió incursionar en las diferentes expresiones artísticas. Luego de la muerte del multifacético artista, fue notoria del “Liceo Artístico”, situación que condijo a la indispensable creación de una institución, legalizada, y respetada por el estado; para cuyo efecto, el 24 de octubre de 1943 en Asamblea popular, fue aprobada, la creación de una junta Patriótica presidida por: Leonardo Cevallos, y dirigida por el flamante párroco Miguel Ángel Rojas, de cuyos objetivos, el más importante fue la creación del Liceo Artístico “Daniel Reyes”, como la mejor alternativa, para que esta institución, continúe con los brillantes iniciativas del escultor fallecido años atrás, decisión que fue respaldada por la Cámara Edilicia de Ibarra en la presidencia del consejo Municipal de Luis Tarquino Páez.

Soy un hijo de familia pobre… Nací el 29 de enero de 1910, en San Antonio de Ibarra… Supe, como todos los pobres, lo que es padecer de necesidad y de hambre. ¡La pobreza!… es también un don. Dice en su autobiografía monseñor Leónidas Eduardo Proaño Villalba.

 

El 1 de octubre de 1930 ingresa al Seminario Mayor San José de Quito para estudiar filosofía y Teología y el 4 de junio de 1936, es ordenado sacerdote. Aprendió de sus padres el amor a los pobres. Ese amor y respeto a los pobres, particularmente a los indígenas, llego a formar parte de mi propia existencia. Por esto, he dicho más tarde que no he querido nunca ser traidor a los pobres, pues naci en un hogar pobre y aprendí en ese mismo hogar a amar a los pobres.

El 26 de mayo de 1954 se consagro Obispo de la diócesis de Bolívar (provincia del Chimborazo y Bolívar), designación hecha por el Papa Pío XII. Al llegar  a Riobamba, avizoro los graves problemas de los campesinos chimboracenses; pues, Mons. Pro año, el Obispo del Indio, su hermano y amigo se entregó  entero a estudiar sus problemas y buscar soluciones adecuadas.

 

En 1956, siete años antes de que se promulgara la primera ley de Reforma Agraria, Monseñor Leónidas Proaño, al constatar, por un lado, que la Diócesis que dirigía era propietaria de extensas propiedades, y por otro, la situación en la que sobrevivían los indígenas por el despojo de sus tierras, proyecta la entrega de haciendas de la iglesia a los indígenas. No se trata de dar una cuadrita a cada individuo. Quiero que la parcelación se efectué entre cooperativas para que sea de provecho.

 

Después de muchos años de silencio el indio volvió a hablar en Chimborazo. La palabra de Dios ayudo al indio a hablar, a pronunciar su autentica palabra…. Y el verbo se hizo hombre y    el no-hombre, el estropajo vil y despreciable, se puso en pie y gritó sobre la alta montaña: aquí estoy, aquí existo, estoy vivo, soy hombre…, soy…/ Monografía de San Antonio de Ibarra.

Se destaco como alumno de la Escuela de las Bellas Artes y de la Facultad de Medicina en la Universidad Central del Ecuador; y, por meritos propios llego a la Cátedra de Dibujo. En la vida de este artista sanantonence, se dio un hecho anecdótico  que vale la pena relievarlo; cuando se institucionalizo el Concurso Mariano Aguilera y gracias a una donación efectuada por el Municipio de Quito.

Víctor Mideros, se caracterizó por su profundo conocimiento del color visible en sus tendencias tempranas dentro de un naturalismo expresionista, con una evidente inspiración poética nutrida por la manera muy peculiar de percibir a la naturaleza. El maestro, alcanzo sus mejores logros en el tema religioso, al que matizó con un esoterismo claramente simbólico de origen rosacrusiano, a decir de investigaciones de sus obras a los cuales me sumo; en su visión cosmogónica del poder divino, trascendió al gusto general, sumergiéndose en las profundidades de la dogmatica y la mística religiosa.

El padre Caballero indudablemente se constituyo en el referente espiritual del maestro, lo que le sirvió de estimulo para ilustrar con 42 lienzos su libro “Visiones del Apocalipsis” editado en 1995. En la vida del pintor, María Augusta Urrutia fue su soporte principal en sus actividades pictóricas, aquello es verificable en los 42 cuadors referidos anteriormente, por el particular énfasis que el pintor le pone al rostro de la dama, a quien la repite en mumerosas ocasiones/ Rodrigo Colorado.

Luis permaneció en dicho taller apenas 3 meses regresando  su tierra natal. A sus 18 años contrajo matrimonio con Carmen Tobar con la cual tuvo un hijo de nombre Miguel, dicha relación se trunco por la muerte prematura de su esposa y producto del triste acontecimiento en su vida se traslado a la ciudad de Tulcán en donde fue contratado como docente en uno de los colegios de la localidad.

El maestro fue un profundo admirador del helenístico griego y de las corrientes renacentistas las cuales a más de las enseñanzas recibidas por los maestros antes mencionados, les permitieron profundizar en el tratamiento de la luz y la sombra, inculcándoles a sus discípulos dichos criterios. Luis, pintor multifacético de técnica depurada, enriquecida por su extenso oficio pinto retratos, paisajes, juegos infantiles, temas cotidianos y tradicionales de su tierra, tales como siembras, cosechas, al más puro estilo clasicista.

De 1917 a 1928 pinto múltiples temas por expreso encargo y en esas circunstancias se comprometió a pintar en el interior de la principal iglesia de Atuntaqui cuyo trabajo le llevo dos años, lamentablemente el esfuerzo del destacado pintor se perdió para siempre fruto de la remodelación que sufriera dicho templo.

Luis Reyes contrajo matrimonio por segunda vez con Barbarita Tobar, prima de su primera esposa con la cual procreo 5 hijos; Gregorio, Homero (+) Marco, Numa y Cecilia Reyes Tobar.

Dos de los cuales son destacados escultores imagineros (Marco y Numa) y Homero que siguió los pasos de su padre. El destacado pintor San Antonense cubrió el espacio dejado por Rafael Troya siendo contratado por el Monseñor Pérez, Obispo de la Diócesis de Ibarra para que pinte y decore el interior de la Catedral de Ibarra; terminada la obra hizo lo propio con la iglesia de su parroquia donde pinto temas bíblicos alternando con elementos decorativos, así mismo el reconocido artista fue apreciado por sus retratos de personajes históricos tales como Simón Bolívar, Gabriel García Moreno y otros más.

El 14 de mayo de 1994 fue fundado el Liceo Artístico Daniel Reyes por el padre Miguel  Rojas, y fue el pintor Luis F. Reyes su profesor nombrado por el Ministerio de Educación falleciendo un año después, el 25 de febrero de 1945, entre otros, sus discípulos fueron: Víctor Mideros, Nicolás Gómez, Enrique Teanga, su hijo Miguel Reyes, César Montesdeoca, Pompilio Mideros, Marco Tulio Rubio, Carlos Almeida, Honorio Gómez, Emma Montesdeoca, Moisés Rivadeneira, Alonso Garrido. / Rodrigo Colorado.

El mismo, ocasionó cuantiosos daños materiales y víctimas mortales, que fueron sepultados en fosas comunes, en el mismo sitio donde décadas atrás, fueron enterrados los caídos en combate en la batalla de San Antonio de 1812. Lugar comúnmente conocidos hasta hace poco como: el cementerio; sitio, ubicado al sur y a pocos pasos del templo. Las autoridades Cívicas y Religiosas de la época con el apoyo directo del presidente Gabriel García Moreno emprendieron en la enorme tarea de reconstrucción de las áreas destruidas por el siniestro; lo propio, hicieron los representantes de San Antonio que a dicha reconstrucción. Incluyeron las imágenes religiosas del templo seriamente afectadas por el desastre; y para el cumplimiento de dicho objetivo, se trasladaron a la ciudad de Quito, a contratar a los más destacados escultores para que las restaure.

Aquello genero todo un acontecimiento en la población, en virtud de que logro despertar la curiosidad de sus habitantes, para observar una actividad totalmente desconocida en la época; y por supuesto, no podía faltar la presencia del inquieto niño Daniel Reyes, el cual, en su proceso de formación temprana siendo aún niño, se estimuló al observar como restauraban las esculturas, cuya experiencia en el muchacho, se convirtió en una verdadera vocación, que lamentablemente los ociosos, sin embargo su madre al contrario, se sintió atraída por las inclinaciones de su hijo, trasladándose con él, a Quito para que amplié su visión de la artes, a través de la observación de la magnífica de la escala quiteña, situación que le permitió conocerle, al último exponente de esta escuela , José Domingo Carrillo, el cual finalmente, le acepto como discípulo; taller en el cual, permaneció 3 años (en razón de la prematura muerte de su maestro en 1883).

El escultor fue un hombre humilde pero visionario, que no se conformó con el conocimiento y el oficio adquirido, y supo en su momento crear y aprovechar las esquivas oportunidades de su vida. De regreso a su tierra natal cumplidos los 24 años, en 1884 abrió una academia como escuela de artes y oficios, a la cual la concibió en dos instancias de institución, la primera a nivel primario, cuyo docente fue Camilo Pompeyo Guzmán (Quiteño residente en la población); y la segunda como Centro de Formación y Capacitación en el campo de las artes y oficios, que la llamo “Liceo Artístico”, donde se formaron numerosos discípulos entre propios y ajenos a la parroquia, la cual en el corto plazo, “Direcciono” a una respetable sector de la población y la región, al cultivo de las actividades artísticas.

El hecho cierto e incuestionable fue, de que esta institución, trascendió a escala nacional e internacional con membresía propia, al punto, que el Monseñor Federico Gonzáles Suárez amigo de Daniel, personalmente verifico por algunas ocasiones el progreso de los aprendices del maestro que junto a sus hermanos Luis y Fidel impartieron sus conocimientos a sus discípulos, destacándose entre otros: Carlos Montesdeoca. Daniel Reyes como primogénito siempre se interesó por el futuro de sus hermanos menores; y por esa preocupación, le pago al amigo suyo, el reconocimiento pintor Luis Cadena (Quiteño), para que le enseñe a pintar a su hermano Luis, (el cual quedó huérfano de padres y madres, antes de concluir la instrucción primaria).

Más adelante éste abrió las puertas de su propio taller y lo propio hizo su hermano Fidel. El destacado maestro desarrollo sus múltiples habilidades en el campo de las artes plásticas dentro de un profundo academicismo, el cual se manifiesta en su producción artística, comenzando por el dibujo natural, la escultura y la talla en madera, la carpintería y el modelado, así como también la piedra y el bronce; así mismo, el maestro logro destacarse por el buen manejo tridimensional del color y sus tonos, junto a la policromía  que hizo de sus escultores religiosas verdaderas obras de arte. La academia, en su momento tuvo sus detractores e incluso despertó algunas búsquedas de obtener beneficios personales. El destacado maestro murió en 1939 y sus restos se encuentran el antiguo cementerio de la localidad.

La producción del artista fue amplia; sin embargo, es lamentable que en su pueblo natal no exista la presencia física de su obra, a excepción de las campanas de la iglesia, las cuales fueron fundidas en el Liceo, el 4 de Marzo de 1904, así como también algunas imágenes que se encuentran en la iglesia de la parroquia y otras tantas pertenecientes a un coleccionista probado de la localidad, de las cuales se destacan: un Cristo cuyo rostro, refleja el martirio al cual fue sometido Jesús, antes y durante su crucifixión, y una interesante escultura adquirida no hace mucho por el mismo coleccionista, la cual despierta  en el observador, un sentimiento de profunda admiración por lo complicado de su concepción y elaboración en madera. La escultura en referencia representa a “Magdalena” en actitud de arrodillarse, siendo notorias su abundante cabellera que cuelga de su cabeza, permitiendo a través de ella observar parte del rostro y su mano que los aparta ligeramente de su cuerpo; esta escultura, es parte de un calvario.

Daniel fue un escultor de las artes plásticas cuya habilidad le permitió incursionar en las diferentes expresiones artísticas. Luego de la muerte del multifacético artista, fue notoria del “Liceo Artístico”, situación que condijo a la indispensable creación de una institución, legalizada, y respetada por el estado; para cuyo efecto, el 24 de octubre de 1943 en Asamblea popular, fue aprobada, la creación de una junta Patriótica presidida por: Leonardo Cevallos, y dirigida por el flamante párroco Miguel Ángel Rojas, de cuyos objetivos, el más importante fue la creación del Liceo Artístico “Daniel Reyes”, como la mejor alternativa, para que esta institución, continúe con los brillantes iniciativas del escultor fallecido años atrás, decisión que fue respaldada por la Cámara Edilicia de Ibarra en la presidencia del consejo Municipal de Luis Tarquino Páez.

 

HITOS REVELANTE EN LA VIDA DE MONSEÑOR

1910 Nace en San Antonio de Ibarra.

1936 Recibe la Ordenación Sacerdotal.

1954 Es consagrado Obispo de Riobamba.

1960 Inicia la Pastoral de Conjunto, nueva forma de hacer Iglesia. Crea la Escuela Radiofónica Populares del Ecuador (ERPE).

1963 Constituye el CEAS, Centro de Estudios y Acción Social.

1968 Inaugura el hogar Santa Cruz. Centro de Reflexión Teológico-Pastoral-Político y Social.

1969 Es nominado presidente del IPLA, por parte del CELAM, Consejo Episcopal Latinoamericano.

1973 Recibe al Visitador Apostólico enviado por la Santa Sede.

1976 Es apresado por la dictadura militar junto con 16 obispos de Latinoamérica.

1985 Es relevado de su posición de obispo de Riobamba, al aceptarle su renuncia por límite de edad. En el mismo acto de entrega de la Diócesis recibe el nombramiento de presidente del Departamento de Pastoral Indígena de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, cargo que lo ejecuta hasta su muerte.

1986 Es nominado Premio Novel de la Paz, por su arduo trabajo de defensa de los derechos humanos, de los pueblos y su opción de los indígenas.Recibe doctorados Honoris Causa de la Universidad Central del Ecuador, Politécnica del Chimborazo y el Litoral y Universidad de Saarlandes.

1987 Es designado por el Congreso Nacional Asesor Honorario de la Comisión de Asuntos Indígenas y contribuye a la formulación del “Proyecto de Ley Nacionalidades Indígenas”.

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sanantoniogadparroquial@gmail.com / gadsanantonio@hotmail.com

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